Tensiones sociales
Cambio en el modelo propiedad
Muchas de las nuevas roturaciones se dieron en terrenos antes comunales, básicos para la subsistencia de mucha gente. Estos terrenos se privatizan en beneficio de familias ya adineradas, pues precisamente el caserío era a donde afluían los intereses de quienes tenían qué invertir. Se crean nuevos caseríos, no para explotación directa, sino para arrendarlos. Más “maizterras” (familias arrendatarias), menos caseríos explotados en propiedad y una minoría que acumula varias propiedades, en algunos casos muchas, lo que les permite imponer duras condiciones de arrendamiento en una dinámica de cada vez mayor tensión social. Esta situación se prologa hasta el siglo XIX y los inicios de la industrialización.
Machinadas
El cambio del régimen aduanero, que cuestionaba el derecho a importar bienes sin aranceles, hizo estallar la creciente tensión social en machinadas, amplias revueltas populares.
La primera fue en 1718. En 1739 hubo un motín de subsistencia en Azpeitia; en 1755, en el Alto Deba, otro, ligado al comercio y consumo de carne. Y en 1766, la que se conoce como segunda machinada. En esta ocasión estalló por la especulación con el precio del trigo y se extendió con rapidez. No son alborotos sin más, sino respuestas para “reponer el orden tradicional” contra los intentos de imponer un modelo económico basado en el libre mercado y no en las necesidades sociales: se tasa un precio “justo” del pan, se redactan nuevas ordenanzas municipales, etc. Las machinadas coinciden con motines similares por toda Europa. Frente a los grupos populares, los jauntxos rurales hallan su máximo apoyo en la burguesía comercial donostiarra, partidaria de un nuevo orden económico y social.