La colonia obrera de la Fandería de Iraeta

En torno a 1774, y a iniciativa de su propietario, el Duque de Granada de Ega, la ferrería de Iraeta, en el término municipal de Zestoa, se reconvirtió en fandería (fábrica de fundición). Gracias a una contrata con el Estado, producía frascos de hierro para transportar el azogue o mercurio que se obtenía en las minas americanas. Cuando la visitó el político y geógrafo Pascual Madoz en 1842, ocupaba a 50 hombres en unos 5 meses de trabajo al año.

El importante número de empleados motivó la construcción de una colonia o conjunto residencial, primer ejemplo de este modelo en Gipuzkoa. La colonia está formada por catorce casas alineadas a ambos lados de una calle, completadas con el alojamiento del administrador, de características singulares, y unas construcciones de carácter colectivo, como la ermita y el lavadero.

Las casas están construidas siguiendo el modelo de caserío vasco, unidas entre sí por paredes medianeras. La planta baja se destinaba a las dependencias relacionadas con labores agropecuarias, y el primer piso, a vivienda. Los obreros de la fandería alquilaban estas casas, que contaban con parcelas individuales de terreno cultivable, de las que obtenían recursos complementarios.

Al finalizar el contrato de suministro al Estado en 1844, la Fandería de Iraeta tuvo que reorientar su producción, y agregó a la fundición la manufactura de hoja de lata. A partir de 1855 pasó a denominarse “Fábrica de Hierro de Vera-Iraeta”, al ampliar su actividad a las antiguas ferrerías de Vera de Bidasoa (Bera, Navarra).