Arte y arquitectura
Arquitectura religiosa
Las manifestaciones arquitectónicas de la época son acordes al modelo de desarrollo generalizado: sin sede episcopal o de órdenes religiosas, pero en un contexto de Contrarreforma; sin una capital definida o grandes títulos nobiliarios, sino numerosas villas y lugares y un amplio estrato acomodado, la parroquia se erige en un muy importante factor de identidad local. No hay que olvidar que en la mayor parte de los casos los “patronos” (propietarios, por decirlo de algún modo actual), son los concejos: ellos eligen a sus párrocos y tienen la iniciativa constructora, y prefieren manifestarse colectivamente en los edificios.
Arquitectura civil urbana
En el ámbito privado, cabe distinguir la Casa Torre urbana, ya sin función militar, que eran símbolo del éxito económico y social de quienes las habían construido. Junto a éstas, se hallan edificios que ya nacen para ser sólo palacios. Ambos a menudo reflejan la unión de los viejos linajes banderizos y la nueva oligarquía urbana. Algunos son góticas, otros renacentistas, los hay que presentan elementos mudéjares en sus fachadas de ladrillo, etc. Los ejemplos son abundantes y a menudo de gran calidad: palacio gótico de Lili en Zestoa; Igartza, en Beasain,Lazarraga de Oñati, etc.
En cuento a la casa popular, desde fines del siglo XV, tras numerosos incendios, comienza a obligarse el uso de la piedra y ladrillo, dejando la madera para vigas, en el interior de las villas. Debido al ascenso demográfico y la falta de espacio en el recinto intramural, desaparecido el riesgo de ataques, se tendió a construir sobre la muralla y a aumentar las casas en altura. La calle Pampinot y otras del casco hondarribitarra, con sus amplios aleros, son espectaculares. También destacan los conjuntos de Bergara, Oñate, y Segura, y en esta última localidad la casa Ardixarra, que mantiene aún sus características de casa burguesa del XVI.
Pero la arquitectura civil pública de esta época destaca, sobre todo, un edificio singular: la Universidad de Oñati. Su impulsor fue el oñatiarra Rodrigo Mercado de Zuazola, que llegó a ocupar altos cargos eclesiásticos. Desde 1548 hasta 1901 se dedicó a la docencia. Destaca su portada plateresca.
Arquitectura civil rural
En el ámbito rural, en la primera mitad del siglo XVI se produjo una auténtica explosión constructiva de caseríos. Sorprende el alto nivel de calidad de estas construcciones, superior incluso al de siglos posteriores. Incluso en los que son de piedra, el elemento sustentante era la madera, conel lagar de sidra, que hacía también de estructura. Se trata de casas de dos pisos: una planta baja para la familia y los animales domésticos, y un piso superior con el lagar, que es almacén para la cosecha. Tienen grandes dimensiones (300 m2 de planta de media), pero sólo una quinta parte se dedicaba a la familia.
Arquitectura militar
En cuanto a lo militar, de los castillos arrebatados al rey navarro en 1200, sólo sobrevivieron los vinculados a dos villas, que eran además plaza fronteriza: el donostiarra de la Mota y el de Hondarribia. Ambos sufren grandes reformas en tiempos de Carlos V, en la primera mitad del XVI, y más tarde en el XVIII. También en Hondarribia, en el Cabo de Higer, existe un pequeño castillo construido en la segunda mitad del XVI para defenderse de los ataques corsarios.
Más información en “Fortificaciones en Gipuzkoa: s. XVI-XIX” (Colección Bertan).
Escultura y pintura
La escultura renacentista en Gipuzkoa es eminentemente religiosa. Destacan los retablos, que proliferan en las iglesias en este momento de desarrollo constructivo. A estos siguen las imágenes exentas y los grupos escultóricos, así como algunos escasos pero meritorios ejemplos de trípticos y sepulcros. Cabe destacar también, entre las portadas, la de la iglesia de Santa María de Deba, por el amplio repertorio iconográfico que desarrolla. En el Renacimiento, despuntan ya los nombres de ciertos artistas como: Andrés de Araoz, Juan de Antxieta y sus discípulos Ambrosio de Bengoetxea, Jerónimo de Larrea y Juan de Iriarte.
No puede compararse la actividad pictórica renacentista en Gipuzkoa con la escultórica o arquitectónica, ni en obras, ni en artistas. Casi todas las obras que se conservan son de importación, que en caso de la pintura mueble, son trípticos y tablas de importación flamenca, de autores diversos y muy minoritariamente, italiana. Se traen también, más ocasionalmente, obras españolas de autores reconocidos. La técnica de la pintura mural vive en el Renacimiento europeo una de sus cimas artísticas más altas. En el caso de Gipuzkoa, sin embargo, se convierte en una alternativa barata a la escultura. De este momento es el retablo pintado en grisalla de Larraul, o en la Capilla de la Soledad de la Iglesia de San Sebastián de Soreasu en Azpetitia, como otros, había quedado oculto y ha sido sacado a la luz hace pocos años.
Más información en “Las portadas de las Iglesias guipuzcoanas” (Colección Bertan), así como en "Retablo Renacentista de Bidaurreta" y "Retablo de la Capilla de la Unviersidad de Oñate" (Colección Ondare)
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