Los caballos de Ekain
La cueva de Ekain, ubicada en el valle de Sastarrain (municipio de Deba, en el límite con Zestoa) guarda en su interior un impresionante conjunto de pinturas rupestres del periodo magdaleniense (hace 14.500-10.000 años). Este legado artístico del paleolítico ha sido declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO el 13 de agosto de 2008, y su importancia y necesidad de salvaguarda ha justificado la creación de una réplica (www.ekainberri.com), mientras que el acceso a la cueva original permanece cerrado al público.
En la cueva original nos recibiría una gran cabeza de caballo pintada en negro, a tinta plana. A partir de ella, los dibujos se distribuyen en cinco grandes grupos: En el primero, en una galería lateral, unas cuantas figuras de cabras y ciervos, así como un salmón. Como en otros lugares, se aprovecha el relieve de la piedra para incluirlo en las representaciones; por lo demás, éste es el grupo atípico de la cueva, pues no contiene caballos, y los ciervos están grabados, mientras que el resto de animales se hallan pintados en negro. En la parte central de la galería principal tenemos “el más bello conjunto de caballos de todo el arte parietal franco-cantábrico”: 25 caballos y 9 bisontes, junto a otras figuras menores. Predomina el negro, pero aparece también el rojo en la pintura. El tercer grupo lo conforma una pareja de osos, y da paso al fondo de la cueva, donde están los otros dos conjuntos. En el cuarto, 7 caballos, junto con unas líneas grabadas, mientras que en el último aparecen unos grabados que tradicionalmente se han asociado a dos rinocerontes.
Resulta llamativa la orientación de la mayoría de los caballos, hacia los osos. Y no menos sugerente resulta la roca situada en el centro de la cueva, junto al grupo de figuras más importante, que recuerda poderosamente una cabeza de caballo. Lo que sería el orificio nasal parece haber sido tallado, y va acompañada de la pareja caballo-bisonte. Por eso, se considera una parte más de las representaciones y, unida a la primera pintura, hace pensar en una cueva dedicada al caballo.
¿Qué objetivo, qué función cumplían estas representaciones en las profundidades de la cueva, alejadas de los ojos de la gente que la habitaba? Difícilmente podían ser mero adorno, por lo que se han planteado varias teorías:
Una de ellas es la de la magia asociada: se “caza” en imagen para favorecer la caza del animal real. Sin embargo, en el caso de Ekain, en el asentamiento humano de la entrada de la caverna no se han encontrado restos óseos del animal más representado, el caballo, y sí de otros que aparecen pocas veces: ciervos, cabra montés o bisonte. Estos datos podrían avalar otra teoría, la del caballo como tótem o animal sagrado, que representa a los grupos pobladores de Ekain y por tanto se respeta. No obstante, en las representaciones interiores aparecen caballos heridos por dardos y venablos, siendo claramente objeto de caza. Otra teoría apela al chamanismo: se basa en la creencia de que algunas personas, en determinadas condiciones, pueden entrar en contacto con poderes de universos paralelos; este contacto puede darse mediante espíritus auxiliares, que a veces se presentan al hombre o mujer chamán en formas animales.
Como propone Jesús Altuna, tal vez todas estas teorías tengan parte de verdad, sin que ninguna de ellas valga para explicar todo el fenómeno. Tampoco se puede descartar que aquellos seres humanos con habilidad para crear estas perfectas representaciones unieran el mundo espiritual y trascendente y el arte como pura necesidad de expresión, de la misma forma que se ha hecho a lo largo de toda la historia y se sigue haciendo en la actualidad.
Más información en: "Orígenes del Arte Guipuzcoano" (Colección Bertan)